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En el fondo es un libro sobre el todo. Sobre todo lo que sabemos de nuestro cosmos y su origen, y sobre todo lo que intuimos, presagiamos, deducimos que está por saber y por llegar. La obra adquiere tintes trascendentales, cree uno, porque nos habla de cosas más allá de nuestra percepción sensorial, y del entender de muchos, que conforman nuestro universo, lo condicionan. Material para la reflexión metafísica. Y hasta sirve de estímulo a nuestra imaginación aunque por el camino se nos canse la razón. «La campaña de de desinformación empezó en la cuna, que la que nos presentó por primera vez las tres dimensiones espaciales (…), pero descartar la posibilidad de las dimensiones espaciales podría ser muy prematuro...». Con semejante principio de libro, no hay quién se resista a seguir.
La incursión en estos terrenos de incertidumbre se hace de la mano de Lisa Randall, una catedrática de Física a la que la revista «Time» ungió como «una de las 100 personas más influyentes del año 2007», por hablar sólo de uno los jalones de su currículum. «Universos ocultos. Un viaje a las dimensiones extras del cosmos» es la «guía», escrita en 2005 y que ahora publica en castellano la editorial Acantilado. Randall presentó el libro en Barcelona y pudo además explicar sus teorías en una conferencia que ofreció en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Su principal tesis, que espera corroborar en un futuro no muy lejano con los experimentos que se llevan a cabo en el Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra, es que existen otras dimensiones espaciales además de las que ya conocemos (adelante-atrás, arriba-abajo, izquierda-derecha, en lenguaje llano). Podrían ser tan diminutas que habrían pasado desapercibidas hasta ahora incluso por la física cuántica o, al contrario, ser de un tamaño inasible, infinitas.
Su descubrimiento podría resolver algunos de los mayores misterios de la Física, como la debilidad de la Gravedad, una fuerza que ordena planetas y nos sujeta a La Tierra y, en cambio, puede ser contrarrestada por un pequeño imán que levante un alfiler del suelo. ¿Pero dimensiones espaciales extras? ¿Dónde? ¿Cómo? Y a lo largo de las casi 700 páginas del libro de Randall se explica el por qué. Con ejemplos muy didácticos, visuales; con apéndices de fórmulas y glosarios para los más duchos y con esa humildad y sentido del humor que guía a muchos científicos anglosajones que han entendido que explicarse para todos no va en detrimento del saber que atesoran unos pocos.
Neutrinos
Relatividad, física cuántica, espacio-tiempo, branas, partículas subatómicas… Todo está contenido en el libro de Randall, que ve como su obra adquiere actualidad por las noticias que llegan estos días sobre los neutrinos que sobrepasan la velocidad de la luz y desafían a Einstein. «Creo que al final se demostrará que hubo un error en estos experimentos y que el límite sigue siendo la velocidad de la luz», avanza Randall a ABC minutos antes de impartir cátedra en el CCCB a propósito de la publicación en España de su libro.
Como ella misma cuenta en su libro —una admisible concesión a su ego—, fue precisamente después de una de estas conferencias, aunque en aquella ocasión en el marco de un congreso de expertos, cuando ella vio la luz, en 1998. Expuso sus trabajos y tesis, elaborados junto a Raman Sundrum, ante el exigente auditorio. Por la noche, en la cena oficial del congreso descubrió que alguien le había reservado un asiento para que compartiera mantel y charla junto a ella. Era Stephen Hawking. Bienvenidos a la dimensión Randall.
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